Como padres todos queremos que nuestros hijos sean felices, seguros, capaces y hombres de bien. Pero reconocemos que ser padres no es tarea fácil, es un arte y una ciencia. Educar a los hijos es un proceso de aprendizaje, crecimiento y avance. Los padres “perfectos” o “ideales” solo existen en la televisión o en las páginas de un libro no en las realidades de la vida diaria. Educar a nuestros hijos es nuestra empresa, pero no podremos sacarla a flote sin la ayuda de Dios. Los padres debemos ser socios de Dios en la empresa de educar a los hijos. Por eso Manoa oraba a Dios pidiendo dirección para cuando su hijo naciera. Por por esta razón deseamos que consideren algunos Principios BÍblicos para ser buenos padres.